Los terribles síntomas de la «dulce espera»

En estos casi 4 años en mi estudio de fotografía, he escuchado a una infinidad de mamás hablando de los síntomas de su embarazo. Las náuseas, los mareos, el infraolfato, las vinagreras, indigestiones, estreñimientos y otros terrores. ¿A quién se le pudo haber ocurrido la genial idea de ponerle dulce espera? Claro, no niego que realmente es hermoso saber que estamos esperando un hijo. Pero francamente entre la angustia de no saber si está bien, la ansiedad por la próxima ecografía, por lo que puedan decir los doctores, por todos los riesgos que implica el embarazo, por todos los síntomas que podamos tener y por muchos otros factores, el embarazo es una espera que se hace larga y no siempre es tan dulce. Lo que no le quita que el resultado -la mayoría de veces- sea hermoso, eso sí. Pero claro, ¿y si algo en el embarazo no va bien? Siempre es una posibilidad latente. Es difícil ser una mamá en espera habiendo perdido uno o más embarazos antes y no saber si este va a ir bien o en todo caso es difícil saber que todas tenemos al menos una amiga que tuvo una o varias pérdidas. Es difícil darle la noticia a esas primas que se han pasado años en tratamientos y aún así no han podido quedar embarazadas. Es difícil conocer gente que ha perdido a sus hijos al poco tiempo de haber nacido. Todas estas posibilidades me aterrorizan. ¿A quién no?

 

Estas mamis que me visitaron en el estudio me contaban de síntomas que duraban solo el primer trimestre, otras de ellas me hablaban de síntomas que las acompañaron hasta que parieron. Cuando me enteré que me tocaba a mi ser mamá no pude sino pensar en cuáles serían los síntomas, porque hasta ese momento no había sentido nada de nada más que una leve sospecha. En mi primera visita al primer doctor en la primera clínica a la que fui, me recetaron progesterona además de mis vitaminas pre natales. La verdad es que siempre he sido bastante reacia a medicarme a menos que sea absolutamente necesario. Esto, se los aseguro, es porque de niña pasé por tantos tratamientos que ya ahora de adulta no me quedan ganas de pepearme más de la cuenta. Mi mamá en su infinito esfuerzo por liberarme de mi asma y las incontables alergias que padecí, me llevó a todos los doctores que pudo encontrar. Desde doctores tradicionales de medicina occidental hasta homeópatas y médicos chinos. Solo me faltó pasar por algún chamán norteño. Lo cierto es que a lo único a lo que le tengo verdadera alergia es a Lima, porque cada vez que salgo de la ciudad se me pasa todo… Volviendo al tema anterior, este doctor me dio 3 pastillas de progesterona al día, que según él era para disminuir el riesgo de pérdida del bebé debido a mi edad y algunos síntomas que tenía en ese momento pero que no entendí bien (ya pues, tengo 34!!! no es para tanto… o si???)… Este fue uno de los motivos por los cuales decidí dejar a este doctor y buscar a otro que me inspirara un poco más de confianza y se tomará el tiempo de explicarme las cosas con paciencia y sin apuro. Y ahora que converso con mis amigas creo que no es tan raro que busquemos más de una opinión y nos quedemos con el doctor con el que mejor nos sintamos, no? La ventaja de vivir en la época de Facebook, es que tenemos muchos grupos de mamis a mano en los que podemos hacer las consultas que tengamos en la cabeza. Así que empecé a leer comentarios de mamis ya experimentadas y también le pedí a una amiga que publique por mi para recibir recomendaciones de clínicas y doctores.

 

El tema es que las benditas pastillas sí que me causaban unas náuseas brutales, indigestión, vinagrera y estreñimiento (sexyyyy)… que no se me pasaban con nada. Eso entre la 4ta y la 8va semana que decidí cambiarme de doctor. Apenas dejé de tomarlas se me pasaron todos los síntomas, menos el sueño. Un sueño implacable que solo podía solucionar durmiendo, durmiendo y durmiendo. En esas semanas y hasta la semana 11 que dejé de sentir ese cansancio sin tregua, pude haber dormido hasta 12h diarias. A veces hasta 14 si mi agenda me lo permitía. Trabajar en esas semanas fue súper retador, y creo que una de las primeras muestras de cómo será mi vida en los próximos años (miedo me da). Recuerdo cuando era pequeña y vivía aún en casa de mi abuela, antes de que mi mamá volviera a casarse. En esa época mi abuelita me llevaba al nido, me preparaba el almuerzo, me ayudaba con las tareas y todo mientras mi mamá trabajaba desde el alba hasta el anochecer, luego iba al gym y luego volvía a la casa. Y cuando mi mamá llegaba yo le preguntaba por qué dormía tanto y me ponía a revolotear a su alrededor (por no decir que a joder jaja). Años después mi mamá me dijo hace años que una no vuelve a dormir cuando tiene hijos y que el día que yo tuviera un hijo iba a pagar todas y cada una de mis travesuras infantiles… Me temo que estoy a punto de quedarme sin crédito kármico… jaja

 

Hoy ya con 15 semanas y en mi segundo trimestre tengo que agradecer nuevamente por ser capaz de llevar un embarazo tranquilo y suavecito. Lo que realmente espero ahora es el momento en que sienta sus movimientos por primera vez. Dicen que es como tener una mariposita en el estómago, así que de tanto en tanto detengo lo que estoy haciendo y le pongo mucha atención a mi panza, pero aún no siento que se mueva. Mi frejola es ya del tamaño de una manzana y los únicos males que me aquejan ocasionalmente son algunos dolores de cabeza pero que no me matan y que se me pasan durmiendo, y rinitis del embarazo (me enteré que esto existía hace poco, viendo la aplicación de Baby Center). Así que no tengo que sufrir por oler demasiado, pero sí porque no puedo respirar muy bien, lo que se suma a que me agito más de la cuenta (lo que es normal porque mi corazón está trabajando x 2). El hambre también ya se me pasó un poco. Mi paciencia no es la misma de siempre, y ando más sensible de la cuenta. Ahora que me leo caigo en cuenta de que realmente sí tengo síntomas y recién me doy cuenta. Mi frejola ya está advertida que tiene que portarse bien y dejar chambear a mamá para que pueda llevarla a Disney cuando sea grande jajaja. Hasta ahora es una chica buena y que crece a pasos agigantados. En un par de semanas más tenemos una nueva cita y ecografía con el doctor, y en esa cita confirmaremos si efectivamente es una frejola o si fácil hubo un error y es un frejol. Sea lo que fuere, así como todas las mamis debemos pensar todo el tiempo, lo único que realmente deseo es que esté sano y bien. Y que sea solo 1. Jajaja! Debe ser lindo ser mamá de mellizos, gemelos o de más bebés, pero creo que por ahora 1 a mi me basta y me sobra.

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