Y de pronto…

Hace unas semanas empecé a escribir una entrada para un nuevo blog que quería hacer. Iba a ser un blog sobre las ocurrencias de una mujer que a los 34 años realmente no es vieja, pero así es como se percibe. No vieja para viajar, ni para emprender negocios nuevos, o estudiar algo, pero sí para iniciar una familia. De hecho sé que estoy en lo mejor de mi vida, pero a veces los paradigmas de la sociedad en que vivimos nos hacen pensar lo contrario. ¡Qué difícil es ser libre de mente! En fin, les seguiré contando de mi proyecto de blog. El título de la primera entrada iba a ser “Cómo ser una fotógrafa de bebés de 34 , soltera, sin hijos, con 3 gatas y una perra”. Ok, tal vez no hubiera sido tan largo, pero es para que se den una idea. Me sentía ya casi una crazy cat lady. Ahora más bien pienso que me encantan las familias grandes 🙂 Ese era más o menos el resumen de mi vida hasta hace algunas semanas. Tenía varios días pensando en cómo arrancar con ese primer texto, cuando me di cuenta que ¡OH SORPRESA! ¡Estaba embarazada! ¡Estoy embarazada! ¡EMBARAZADÍSIMA! Todavía lo tengo que repetir varias veces porque aún no me la creo. A pesar de las varias ecografías que ya llevo. Jajajaja (onomatopeya de una risa muy nerviosa). Así que Voilà! ¡Ironías de la vida!

 

En este punto de mi existencia, entonces, tengo varias confesiones que hacer que fueron las motivaciones por las que iba a escribir mi anterior blog. Hay algo que desde hace mucho tengo atracado entre el corazón y la garganta: en mi trabajo como fotógrafa de bebés, me preguntaron infinidad de veces (muchas con mucha dulzura, otras tantas con bastante desatino) si estaba casada, si ya tenía hijos, si pensaba tener hijos, o por qué aún no había tenido hijos. ¿Por qué? Porque tengo 34 y se me está pasando el tren? Porque realmente eso era lo que sentía. ¿POR QUÉ la gente piensa que tiene el derecho a cuestionar la decisión de una mujer respecto de tener hijos? Tener hijos no es un imperativo, ni una obligación, ni nos hace mejores personas. Y no tenerlo es una decisión muy personal que no debiera ser cuestionada. Y punto. Es una decisión que no se debería tomar a la ligera porque va a afectar el curso de la vida de la mamá, de la gente que la rodea y -principalmente- de la criatura en camino. Así que lo siento, pero tengo que desahogarme porque en todos estos años siempre respondía “todo llega en su momento”, pero tenía más bien ganas de responder “eso no es de tu incumbencia (carajo)”. Nunca se sabe cuándo una mujer no puede tener hijos, o no quiere tener hijos o ya tuvo hijos y algo sucedió. ¿Por qué entonces debemos hacer pasar un mal rato preguntando algo tan privado? Ya, esa fue mi pequeña catarsis 🙂

 

Después de los casi 4 años que llevo haciendo sesiones de fotos de bebés y mamis embarazadas, y los miles de posts de mis amigas en sus Facebooks sobre sus embarazos ¡en algún momento se me tenía que pegar! Jaja. Y estoy más feliz y emocionada que nunca en mi vida. Es un sentimiento nuevo y que va in crescendo. Eso sí, no puedo mentir. A pesar de tener 34, tener mi propia pequeña empresa que (gracias a Dios) funciona, vivir sola, haberme juergueado todo lo que mis 20s aguantaron, haber viajado (aunque tal vez no tanto como hubiera querido), estudiado una maestría y hecho tantas otras cosas que dicen por ahí que son parte del “éxito” personal, aún me muero de miedo de tener una personita en mi panza. Me muero de miedo de cómo será cuando nazca, me muero de miedo de tenerla en la panza y no poder verla todos los días o a cada rato para saber si está bien (si hubiera algún aparato casero para hacerse ecografías, seguro ni saldría de mi casa), si estará bien, si yo estaré bien para que ella esté bien, me da miedo que no sea feliz, me da miedo no poder darle todo lo que necesita y más. Pero sobre todo me da miedo no llegar a ser la mejor versión de mi misma para educarla con el ejemplo.

 

Tengo que confesar también que aunque no puedo más con la felicidad de saber que seré mamá, también dudo por momentos de si debí haber esperado un poco más. De si es el momento correcto, de si aún no me quedaban cosas por hacer antes de enfrentarme tal vez al mayor reto de mi vida. Y claro, me encantaría haber conocido al mi príncipe azul y poder ser felices para siempre, pero aunque aún tengo la esperanza de algún día enamorarme bonito y tener una familia como las de las películas, no es el tipo de familia que estoy empezando en este momento. La vida sucede mientras uno hace planes, así que heme aquí. Con un frijolito en la panza. Y ya hice las paces con la idea de empezar “sola”. Si mi mamá pudo, estoy segura que aprendí bien de ella. Sé además que no soy la única y que muchas de ustedes se identificarán fácilmente con lo que escribo.

 

Y sí, ya sé. Lo que quieren es la carnecita, el chisme, ¡los detalles! Así que empezaré a contarles un poco sobre: ¿Cómo me enteré?. Pero este será el tema de mi próxima entrada en este nuevo blog. Las dejo como con el final de Luis Miguel… ¿qué habrá dentro del sobre? :O

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