5 meses y medio después

Claro, de todas maneras iba a postear todos los días. Jajaja! ¡Estaba claro que no tenía ni idea de cómo era ser mamá! ¡Con las justas tengo tiempo para ir al baño con tranquilidad! Y aunque Vera es tranquila, hay tantas cosas por hacer que las horas no alcanzan. Así que simplemente en lugar de hacer una lista de cosas por hacer, haré listas de cosas que no debo hacer para así ocuparme de lo verdaderamente importante.

 

Aún cuando tengo toda la intención y pienso todos los días en escribir un nuevo post, la verdad de la milanesa es que no me da el tiempo. Ni el tiempo, ni la vida y a veces tampoco las ganas. De hecho, este mismo post lo vengo escribiendo hace dos meses y recién lo vuelvo a agarrar con la intención de acabarlo y publicarlo de una vez. Aunque sospecho que entre las sesiones que hoy tengo, y que el día se pasa volando, no lo lograré. Pero haré mi mejor esfuerzo. Nunca en mi vida habia sido tan sincera como hoy en dia. No hay tiempo ni para darse un buen baño la verdad jajaja. Si, la verdad es que me preocupa no seguir siendo productiva como antes, pero sinceramente, me preocupa más que mi hija crezca y no haber sido parte sustancial de ese desarrollo, no verla crecer y alcanzar los pequeños logros de su infancia. Los bebes crecen todos los días, y yo tengo la enorme suerte de poder trabajar en casa y estar ahi para ella, aún cuando estoy haciendo fotos, respondiendo correos o mensajes, viendo la estrategia de marketing o pensando en qué más hacer para seguir generando dinero y darle todo lo que necesita. Hasta que me doy cuenta que lo único que realmente necesita es a mi. Mi amor, mis cuidados, mi atención. Así que intento no preocuparme de nada más. El trabajo siempre va a estar ahí. Las preocupaciones, las ganas de seguir creciendo, el empuje para darle a mis negocios siempre van a estar ahí. Pero mi hija no siempre va a ser pequeñita. Así que me la como a besos todas las mañanas. Nos despertamos, cantamos la canción de Buenos Días, tomamos desayuno juntas, nos bañamos juntas, la cambio, le hago un masaje, le doy su teta y la acompaño a hacer la siestita. Y luego viene el trabajo. Todo esto me lleva a comentarles entonces que ser mamá también me está enseñando a ser mejor jefa. Las chicas que trabajan conmigo en el estudio son parte indispensable de mi equipo y ahora también de mi vida, porque sin ellas no podría seguir llevando adelante el estudio, evidentemente. Así que soy un poco más mamá que nunca. Y aunque me cueste decirlo, me doy cuenta que soy recontra mamá gallina. Más de lo que alguna vez pensé que sería. ¿Para qué negarlo?

 

Estos 5 meses han sido duros. No poder dormir de corrido (aunque el cuerpo se acostumbra a la larga), sentir y saber que me faltan horas al día para seguir chambeando, pero también para jugar con mi gordita, la incertidumbre de si estoy haciendo las cosas bien, la sensación de ya no poder seguir trabajando al mismo ritmo de antes y por ende de no generar el dinero necesario, la responsabilidad que solo se apoya en mis hombros, la sensación de soledad aún cuando tengo a tanta gente que nos acompaña y nos quiere. Ser mamá no es fácil. Es el trabajo a tiempo completo más duro que he tenido en mi vida. Pero es también el más gratificante y el más hermoso. Esto de ser mamá es bipolarizante. Hay días en los que siento que ya no jalo más. Cinco minutos después me sacudo y pienso “sí se puede, dale, vamos por más, ella lo vale”. Y me olvido de la sensación abrumadora de angustia y le sonrío a mi enana que me ve a lo lejos.

 

Antes escribía un post en 15 minutos. Hoy me toma varios días lograr reunir las ideas y el tiempo para escribir algo que valga la pena leer. Me encantaría escribir un manual de maternidad, pero luego me doy cuenta que mi hija tiene 5 meses y se me pasa… Eventualmente, otro de mis grandes sueños de la vida es escribir y publicar un libro. Espero encontrar el empuje necesario para sacar ese proyecto adelante y que deje de ser sueño para pasar a ser realidad.

 

En estos meses, quise escribir sobre varios temas. Pero como les fui contando, nunca encontré el tiempo para hacerlo. Así que ahora les cuento cómo me fue a mi con:

 

  • Los cuidados de la recién nacida: cambio de pañal, baño, ombligo: Tengo que admitir que yo ya venía con un poco de práctica y bastante cancha. A Dios gracias nunca me dio depresión post parto, así que luego de 7 días de pastillas, pasó el dolor de la cesárea y pude seguir atendiendo a mi gordita como si no hubiera pasado nada. La verdad me pregunto si será cierto que uno se identifica o se siente más mamá cuando ha pasado por el trabajo de parto. Supongo que nunca lo sabré, y a decir verdad creo que las que tuvimos a nuestros hijos por cesárea somos tan mamás como las que los paren por vía vaginal. Solo que me quedaré con las ganas de poder tener la experiencia… Entonces, en estos cinco meses me he ido enamorando cada vez más de mi enana, de sus gestos, de cómo va desarrollando nuevas habilidades, de cómo hace dos meses ya la hago reír con mis tonterías y muecas… los bebés son un universo aparte.
  • Los biberones: marcas, materiales, tetinas. Al final nos quedamos con Avent. Aunque como le doy solo leche materna, normalmente no los usa. Solo en los casos raros que yo esté fuera de la casa o demasiado ocupada, puede tomar la leche en el biberón, pero nunca toma más de dos onzas. No sé si sea flojera o que no le gusta la tetina, porque cuando es mi teta, ahí sí se puede pasar HORAS pegada, y hasta me usa de chupón. Y yo no puedo decir que no me gusta. Me seduce con sus ojitos chinitos y me provoca seguir ahí tirada con ella, conversando o en silencio y dándole tetita.
  • Los pañales: seguimos usando los pañales lavables, aunque de vez en cuando, sobre todo cuando salimos, sí le pongo los desechables por practicidad. Andar paseando un pañal sucio en la maleta no es nada agradable y ya hemos tenido algunos inconvenientes. Eso sí, si usamos pañales desechables, compramos la marca Bamboo, que en teoría es la menos dañina para el ambiente.
  • Las noches: ya desde que tenía 4 meses Vera se duerme (inevitablemente, sea donde sea que estemos) a las 7 de la noche. Si estamos en casa, basta con ponerle la pijama, echarla a la cama y darle tetita para que en menos de 5 minutos caiga. Pero si estamos en la calle sí se desata la hora loca, y hasta que yo no la cargo, no para el jaleo. Así que, aunque antes era pateperro y andaba por todos lados sin volver a casa desde el alba hasta el anochecer, ahora que soy mamá ya estoy en casa máximo a las 6pm para no agarrar tráfico y que no se desate la furia de la chinita… jajaja
  • La abuela: aún cuando pensé que mi mamá no sería muy “abuela” porque no es muy de niños (y a pesar de que ya tengo 35 años, no le encantó la idea de que fuera mamá soltera), ahora no puede más con la baba por su nieta. Y eso me hace inmensamente feliz, porque inclusive la dinámica con toda mi familia ha cambiado hacia una relación más cercana y bonita con mis hermanas y papás.

 

Ahora sí, prometo postear al menos una vez por semana, todos los miércoles como a esta hora. ¡Así que sigan sintonizándome a la misma hora y por el mismo canal! ¡Y déjenme sus comentarios para compartir nuestra aventura loca en la maternidad!

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