La Nostalgia
Hace unos años, Morfi Jimenez, un gran amigo y para mi uno de los mejores fotógrafos peruanos, me invitó a su estudio para hacerme fotos. Cuando las vi pensé «asu, que vieja y gorda estoy». Y él me respondió: «míralas con más cariño… en unos años las vas a volver a ver y vas a pensar lo joven y hermosa que te veías en esa foto, y cómo no supiste darte el crédito necesario». Desde ese día me trato con más cariño, y veo mis fotos y las fotos de mi enana con muchísima más nostalgia que nunca. También le perdí el miedo a hacerme más fotos con ella, porque hubiera pensado «no, qué me voy a tomar fotos, si tengo que bajar de peso». Con panza, con las tetas caídas después de la lactancia, como sea que esté en este momento, me voy a seguir haciendo fotos con mi hija sin miedo al qué dirán. ¡Qué importa el qué dirán! Lo que me importa es ser una misma feliz y enseñar a tu hija a no valorarse según lo que los demás piensen de uno.
La vida pasa en un segundo. Los hijos crecen. Las cosas cambian. Y no podemos dejar de vivir el presente solo porque creemos que más adelante va a ser mejor. Eso de que dicen que el presente es un regalo, es la verdad absoluta. No tenemos la vida comprada, así que ¡disfruten de lo que tienen! Salud, a su familia, amigos, sus hijos… de todo! No se trata de ser mediocre y conformarse con cualquier cosa. Se trata de darle el valor necesario a lo que tenemos, sin desmerecerlo porque queremos algo más o mejor.
En esta foto Verita tenía un año y medio, y empezaba a correr y a hablar. Ahora tiene dos años y medio, y es una pequeña bala perdida que habla hasta por los codos. Hubiera querido que experimente tantas más cosas! Pero claro, el encierro de la pandemia, no ha ido a clases de nido, ni de natación, ni ha podido ir a todas las fiestitas infantiles de los amiguitos, ni nos hemos podido ir de viaje todo lo que hubiera querido… Sin embargo, hemos podido pasar mucho tiempo juntas… mucho más que si hubiera seguido trabajando al ritmo que chambeaba desde que ella nació. Hemos jugado juntas, hemos leído muchos cuentos, hemos disfrutado la una de la otra, y es algo que agradezco y que siempre valoraré. Porque si, qué estrés no poder trabajar y generar el dinero necesario para poder mantener el estilo de vida… pero qué hermoso haber podido gozarme a mi hija todo este tiempo. Como todo en la vida, la pandemia también tuvo algunos puntos a favor (aunque bastante más en contra… pero había que encontrarle el lado amable). Y es que de verdad que en la vorágine de querer generar más y más dinero todos los días, a veces perdemos el horizonte y no vemos lo que es realmente importante: el tiempo con la gente que amamos.
Por aquí les dejo el videito que hicimos poco antes de que empezara la primera cuarentena en marzo del año pasado. ¡No puedo creer lo chiquitita que estaba mi Veri!
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