Continúa la cuarentena

Mañana Vera cumple 1 año 3 meses. Y hoy acaban de anunciar que la cuarentena se ampliará 13 días más. Con lo que es poco menos de un mes que vamos a estar en casa sin salir. La que menos está en modo #memuero y #ahoraquehago. Si sumado al estrés de no salir añaden a una niña de poco más de un año con mamitis/tetitis y a la que le están saliendo dientes… ya se imaginarán que tienen un coctel bien simpático. Si no fuera por todos los pelos que se me cayeron por la lactancia, me los estaría arrancando yo por estar al borde de la desesperación…. Pero caballero, es lo que toca.

Cuando me enteré que estaba embarazada (hace ya casi 2 años) empezó a invadirme el miedo. Miedo a muchas cosas como hacerle frente a la maternidad por mi misma, a si sucedía algo durante el embarazo, si le iba a generar traumas a mi hija con una mala crianza. Pero nunca se me ocurrió que pasaríamos por una pandemia mundial. Vamos… de verdad ¿a quién se le podría haber ocurrido?

 

Lo cierto es que unos días antes de que empezáramos a oír sobre el coronavirus, yo habìa comenzado a ver un documental en Netflix que se llama “Pandemia”. No les recomiendo verlo ahora que estamos en esta coyuntura, dicho sea de paso. La pregunta en este documental no era si volveríamos a pasar por una pandemia como en décadas y siglos anteriores… sino cuándo iba a suceder. Pero claro, nosotros los peruanos que hemos y seguimos conviviendo con brotes de dengue y malaria, tuberculosis, que sobrevivimos al cólera de los 80s y 90s, a los gobiernos de Alan García, al terrorismo, al Fujimontesinismo… ¿qué íbamos a imaginar que este maldito virus reloaded sería como el peor de los joeputas villanos cinematográficos y que se expandería tan velozmente por todos lados? Por una vez, la tecnología nos da tremendo jaque mate, porque sin aviones la expansión no sería lo que es hoy en día. Lo que sí, la Madre Tierra se está dando un buen respiro de nuestra plaga llamada humanidad. Ojalá ese respiro no tuviera que ser tan ocasional ni tener un motivo tan nocivo para el humano como especie.

 

HOWEVER, e intentando ver las cosas por el lado amable (porque sino seremos presas del pánico colectivo) tener dos semanas más de aislamiento social frente a nosotros, aunque se puede convertir fácilmente en un motivo de desasosiego no sólo por la posibilidad de caer enfermos, sino además por las consecuencias económicas que esto está teniendo para TODOS, debe motivarnos a respirar bien profundo (recomendaría que empiecen a meditar si no lo han hecho antes) y a continuar el camino que nuestro gobierno ha trazado para poder superar esta crisis. Les guste o no, esto es por el bien común y hay que acatarlo. AJO Y AGUA, señoras y señores. Ajoderse y aguantarse… Finalmente en Perú la cosa aún no se descontrola, y es tarea de todos que esto siga así. Sabemos que todos queremos desquitarnos y largarnos a la playa y abrazar a toda la gente que queremos. Pero creo que a partir de hoy vamos a tener que ser más japoneses y menos latinos.

 

Leí un artículo muy interesante en el que comentaban que la tasa de contagio y mortandad en Japón es una de las más bajas en el mundo. Y exploraban la posibilidad de que esto fuera por las maneras sociales de los japoneses: ellos no dan la mano y menos besos para saludar, y además mantienen una distancia entre personas de por lo menos un metro. Sino recordemos al señor Miyagui, la clásica Oyuqui, Oshin… o cualquier novela, serie o película de su preferencia de origen o referencia japonesa. Hai!

 

Aquí viene la pregunta del millón: ¿qué más hacer durante los próximos 15 días? Agarren un libro, vean una serie, empiecen una rutina de ejercicios, jueguen con los juguetes que tenían por ahí tirados y que no agarran por falta de tiempo en la “regularidad” del tiempo. Hagan manualidades, dibujen… sigan limpiando. Y sobre todo pasen tiempo de calidad con sus peques.

 

Peace out.

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